Investigadoras cuestionaron la idea de producir “hidrógeno y metanol verde” en Tambores con agua subterránea por ser un bien estratégico esencial para el consumo humano.
Víctor L. Bacchetta
La Comisión de Agro e Industria y Bienestar Animal de la Junta Departamental de Tacuarembó recibió, el 19 de setiembre, a las investigadoras Graciela Piñeiro y Paula Collazo para seguir el análisis del Proyecto Tambor de producción de “hidrógeno y metanol verde”, con agua subterránea y energías eólica y solar, en la vecindad de la villa de Tambores, población limítrofe con el departamento de Paysandú.
El Ministerio de Ambiente deberá decidir si autoriza o no la Viabilidad Ambiental de Localización (VAL) de la planta industrial del proyecto en ese lugar que, por ser un área rural, requiere previamente la recategorización del suelo. De acuerdo con la Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible (Ley N°18.308), el cambio de la categoría de un suelo debe ser decidido por el gobierno departamental.
“Nosotros, en lo que estamos realmente preocupados es en el tema del agua, ¿De dónde la van a sacar? ¿Cómo se va a tratar? ¿Qué cantidad realmente van a usar de agua? ¿Va a interferir en los pozos de OSE –por ejemplo- o en los pozos que están en la vuelta de los productores rurales?”, expresó al comienzo de la reunión el secretario de la comisión y edil del Partido Nacional, Edgardo Gutiérrez-Lavié.
La empresa Belasay S.A., plantea que la electrólisis por medio de la cual separarán el hidrógeno consumirá entre 500 mil y 700 mil litros de agua por día. En la comunicación del proyecto, Belasay manifestó que extraería agua del Acuífero Guaraní y aseguró que no afectará su disponibilidad porque la zona posee abundantes recursos hídricos, aunque no presentó los informes técnicos que justificaban tal afirmación.
A posteriori, ante las mismas inquietudes de los ediles, representantes de la empresa negaron que vayan a usar el Acuífero Guaraní y dijeron que extraerían agua a menos de 200 metros de profundidad. En vez de aclarar, esta explicación generó una mayor confusión porque la información disponible es que el basalto en esa zona, por debajo del cual está el Acuífero Guaraní, presenta un espesor entre 50 y 150 metros.
La comisión municipal también había recibido al empresario Ricardo Royol, que se presentó como geólogo, aunque no tiene título registrado como tal, y es director de la firma Tecnoagua, especializada en perforar pozos para la extracción de agua en el departamento de Rivera. Aunque se mostró entusiasmado con el Proyecto Tambor, Royol afirmó tajantemente que allí deberían tomar agua del Acuífero Guaraní.
Piñeiro es Doctora en Paleontología, docente Grado 3 e investigadora en Biología y Geociencias de la Facultad de Ciencias de Uruguay, con más de 30 años en estudios sobre la cuenca del Acuífero Guaraní. Collazo es Doctora en Ciencias Geológicas en el área de Hidrogeología, por la Universidad de Buenos Aires (Argentina), y Magíster en Gestión de Áreas Contaminadas, por la Universidad de San Pablo (Brasil).
“Hay que dejar claro que el proyecto utiliza agua potable, no utiliza agua residual como puede ser en otros proyectos que el hidrógeno verde se hace a partir de agua residual. En este caso es agua potable”
, expresó Collazo. “Casi todos hablan de la importancia de la energía renovable, muy pocos hablan del impacto sobre los recursos hídricos o cuál es la materia prima principal del proyecto”, agregó la investigadora.
Un recurso protegido estratégico
La doctora Piñeiro explicó que el Acuífero Guaraní no es un único reservorio sino una red de acuíferos de diferentes características comunicados entre sí y por eso se habla del Sistema Acuífero Guaraní (SAG). Puso como ejemplo que en la zona de Tambores donde se ubicaría este proyecto, la roca casi superficial de la formación Arapey que contiene agua está fisurada y se conecta con el acuífero que se halla debajo.
En 2019 los ríos más importantes de América del Sur, y sobre todo los relacionados con el Acuífero Guaraní, en Argentina, Brasil y Uruguay, se secaron al mismo tiempo, y bajaron a niveles exorbitantes. Nadie había visto eso en muchísimo tiempo. «Los ríos dependen de los acuíferos y de las lluvias, si el agua subterránea baja su nivel, el río se va a secar, independientemente de la lluvia que caiga», comentó Piñeiro.
«El agua subterránea tiene un rol fundamental en el bienestar humano y en algunos ecosistemas acuáticos y terrestres. De acuerdo con el Programa Mundial de Manejo del Agua de las Naciones Unidas, el agua subterránea provee aproximadamente la mitad del agua potable mundial. Entonces tiene que ser tenida en cuenta como un recurso protegido y como un recurso estratégico», concluyó Collazo.
La científica explicó que un acuífero puede almacenar un gran volumen de agua y permitir su explotación durante largos períodos, pero hay que tener en consideración que la recarga es sumamente lenta. Por ejemplo, el desplazamiento de un metro del agua de un acuífero puede insumir meses o incluso años. “Por esta razón, afirmó Collazo, para que sea sostenible se requiere un manejo eficiente del agua”.
“Una vez que se contamina el agua subterránea – explicó-, no se detecta en la inmediatez, tiene que pasar mucho tiempo para que uno se dé cuenta de que el agua está contaminada y, una vez que se contaminó, es muy difícil de remediar, porque ya abarcó un área muy grande y un gran volumen de agua”.
La recarga de los acuíferos es un ciclo natural mientras se mantiene el equilibrio entre la extracción y la recarga, pero cuando el gasto es mayor que la reserva, se pierde ese equilibrio y para que ese acuífero se recupere, puede tardar muchísimos años, pueden ser decenas de años para que vuelva a tener las reservas originales.
“Cuando hablamos de aguas subterráneas no tendríamos que hablar de un recurso renovable en la inmediatez”, afirmó Collazo. “Sería más conveniente hablar de un recurso no renovable que de un recurso renovable, porque esta renovación lleva muchísimos años. Su prioridad tiene que ser siempre el abastecimiento humano y actividades que lleven al bienestar del mismo”, señaló la investigadora.
Falta mayor conocimiento y control
“El hidrógeno verde y el metanol no deberían realizarse con agua subterránea que es agua potable. El agua de calidad debe estar destinada al abastecimiento humano y las prácticas agrícolas que conlleven a ese bienestar”, afirmó Collazo. Señaló que La Hoja de Ruta del Hidrógeno Verde en Uruguay, donde el gobierno nacional trazó su política al respecto, no menciona en ningún momento aguas subterráneas.
Las investigadoras coincidieron en la urgencia de un buen manejo sostenible de las aguas subterráneas en el país y que para eso es necesario generar conocimientos. Es necesario destinar recursos económicos y humanos para estudiar los acuíferos, que posibiliten acciones de gestión en cuanto a la cantidad y la calidad de las aguas con vistas a la protección de las fuentes de abastecimiento humano.
“Uruguay es un país donde la gestión del agua subterránea es escasa, son escasos los estudios por acuífero en cuanto al gasto del recurso y cuáles son sus reservas. No hay control en el gasto, no se exigen caudalímetros en los pozos de las industrias. No hay seguimiento en cuanto a la calidad del agua subterránea. Hay un desconocimiento del recurso hídrico subterráneo a nivel municipal y a nivel estatal”, comentó Collazo.
Al requerirse agua pura, usar agua subterránea tiene una ventaja económica evidente pues la depuración de agua salada o dulce contaminada son costos que se suman. En Alemania, la purificación del agua cuesta unos US$ 2.432 por tonelada de hidrógeno. Uruguay no cobra un canon por el consumo de agua natural, pero al no conocerse la situación del SAG, está poniendo en riesgo la sostenibilidad del recurso.
“Destinar agua subterránea para este tipo de procesos sería un antecedente negativo. El 70 por ciento del uso del agua subterránea está destinado a la agricultura, pero es para la producción de alimentos. Si este proyecto fuera con agua residual, habría que reciclarla… bueno, se podría pensar. Pero no estamos hablando de agua residual ni es agua de mar que la vayan a desalinizar, es agua potable”, enfatizó Collazo.
Para la científica, el Proyecto Tambor aprovecha la escasa a nula gestión del agua subterránea en Uruguay. “No menciona absolutamente nada con respecto a la materia prima principal del proceso, que es agua subterránea. El hidrógeno verde y el metanol no deberían realizarse con aguas subterráneas que es agua potable, porque entonces estamos haciendo un combustible con agua potable”, señaló.
En primera instancia, la decisión es del gobierno departamental. Según la directora de Ordenamiento Territorial Silvia Silveira, el Intendente Wilson Ezquerra dio la orden de no ser un obstáculo al proyecto. Pero acelerar un trámite no equivale a eludir lo que dice la ley 18.308, el programa de actuación integrada con la evaluación de impactos ambientales y territoriales, seguida de la correspondiente audiencia pública.