Por Silvio Amodei /09.12.2020
Con esa imagen y de “esta manera catalogaba el presidente saliente del BID, el colombiano Luis Alberto Moreno, los efectos de la pandemia, “como un incendio forestal que va y viene”, no descartando ningún tipo de confinamiento (1) como medida de contención.
Para Moreno “la contracción en América Latina es tremenda y la relación Deuda-PBI puede llegar a un 75% en los próximos dieciocho meses”. En definitiva la deuda que hoy tienen diferentes países (tanto de América Latina, como de Europa, África, etc.), ha crecido a raíz de este incendio creado a partir de la crisis global del capitalismo, desarrollada y manipulada a partir del Covid 19.
Por otro lado la presidenta de la Banca Central Europea, Christine Lagarde reconoció que se han presentado cambios en el uso de los servicios digitales y manejo de las criptomonedas respaldadas por institutos monetarios. Así mismo reconoció que la desigualdad e inequidad prevalece y aumenta a partir de la crisis del Covid 19.
Christine Lagarde se encuentra muy preocupada por el quiebre de las empresas y el aumento de la desocupación en la zona euro. Destacó, además, en un foro de la ONU que el Covid 19 dejará “cambios duraderos” en las economías y aseveró que la pandemia destruirá 85 millones de puestos de trabajo en la zona euro para el 2025, pero creará otros 95 millones de puestos nuevos. (2)
Escuchando con cierta atención tanto a Lagarde como a Moreno, una presidenta del BCE y el otro ex presidente saliente del BID, podemos constatar que este reacomodo del capitalismo global va más allá de aquello que vemos bajo nuestras narices. El cambio que se avecina es global. No sucederá en un solo continente y menos que menos en un país.
No se trata ya de las políticas que aplique un gobierno definido de centro derecha o centro izquierda. Ningún gobierno en esta fase histórica es libre de tomar una sola decisión económica y social en forma soberana. Todas las decisiones vienen hoy digitadas por organismos supra nacionales.
Los sectores autodefinidos de izquierda o socialdemócratas aún conservan la ilusión del país /nación. Ya no es más así, hace tiempo los hechos, la cruda realidad nos golpea sin miramientos.
Al menos así sucede en la mayoría de los países con economías débiles. Es así no solo en América Latina, África, parte de Asia y Oriente Medio, es así también en gran parte de la iluminada Europa oriental y occidental.
La deuda externa y las estrategias aplicadas para combatir la pandemia han aumentado el gasto público. La sanidad ha sido un ítem importante pero no el único, también la ayuda financiera brindada a la empresa, a las personas, etc.
Esto según el FMI ha llevado a una deuda pública global igual al tamaño de la economía mundial. Los países más endeudados se van sumando, desde Japón, Grecia, Italia, Portugal, EEUU, España, etc. En definitiva mayor es tu deuda, mayor será tu dependencia con los organismos multilaterales. Por lo tanto, a mayor deuda de un país, menor será la soberanía de ese país con respecto a los organismos financiadores. Los políticos locales solo serán meros ejecutores de las políticas globales del capitalismo y solo se destacarán por su espíritu servil ante los organismos de crédito.
La deuda pública o privada deberá ser pagada por parte de los estados, los cuales, a su vez aumentando su endeudamiento realizarán una política de recorte de recursos estatales que predominantemente se volcarán sobre los sectores socialmente más desprotegidos. Sin duda no es un discurso nuevo, y por lo tanto no entraré en la descripción detallada y en cuales sectores se agudizarán los recortes de las inversiones estatales.
En todo esto no hay ningún gobernante o tecnócrata psicópata, como ciertas veces algún intelectual trasnochado cree. Nada de eso es real. Podemos ver cómo el capitalismo a escala mundial se reacomoda para desarrollarse y aumentar sus ganancias limitando todo tipo de resistencia social o de intento de cambio social.
El capitalismo ha desarrollado una estrategia para imponer un nuevo modelo colonizador.
Estos son solo algunos puntos que aplican en esta nueva estrategia “pandémica” a escala global:
1. Instauración del miedo (el terror que se impuso tiene una cierta similitud al miedo que genera los bombardeos en las guerras). Han utilizado para ello los discursos hechos por la academia (médicos, científicos, etc.) y el bombardeo del poder mediático.
2. Acción de las fuerzas policiales para el control del territorio (nada diferente a una guerra). Es de hacer notar que en muchísimos países se aplica el estado de guerra. Confinamiento, toque de queda, multas, detenciones y denuncias por parte de vecinos hacia aquellos que violan las reglas impuestas.
3. Un aumento de la alianza estratégica entre gobiernos y tecnócratas. Todos ellos han aplicado un discurso absolutamente idéntico.
4. Aislamiento y distanciamiento social, ruptura de lazos familiares y de vecindad, viejos y niños distanciados.
Hay algo en todo esto que nos recuerda al conflicto bélico. ¿No será esta una especie de guerra de ricos contra pobres? En notas anteriores hemos ya ilustrado cuánto y quienes se han favorecido económicamente, quiénes hoy son los detentores del poder económico. Qué alianzas internacionales han tejido y cómo las clases subalternas han perdido fuerza en sus ideas de cambio. Hacia ellas apuntan los sectores más poderosos e intentan, a través del aislamiento social, desarticular cualquier forma de organización de las clases subalternas.
Del otro lado, como bien podemos imaginar, hay algunas empresas que han ganado dinero en forma exponencial desde el inicio de la pandemia. Algunas de ellas son Microsoft, Intel, Apple, Google, Amazon y Facebook, Johnson y Johnson, Roche, Pfizer, Visa, Nestlé (3). Es claro, que deberíamos hacer el esfuerzo para comprender donde se desarrolla la contradicción fundamental, y aceptar que el capitalismo ante el avance de las nuevas tecnologías, ha debido “inventarse” una nueva forma de organización política, económica, social y militar para controlar y desarrollar esta nueva fase.
En definitiva y como corolario, es posible decir que no es el Covid 19 el artífice del incendio de la pradera, sino más bien el capitalismo global que prende fuego la foresta para relanzar la hegemonía que necesita para su propia subsistencia imperial.
Notas:
(1) Confinamiento: Sin dudas todo parece indicar que la referencia lleva intrínseca, medidas coercitivas y represivas.
(2) Cifras que pueden decir mucho o nada. La pregunta que salta a la vista es: esos nuevos trabajos, ¿serán trabajos genuinos o simplemente los trabajadores serán los nuevos hombres colonizados, desregulados, cuentapropistas, dislocados geográficamente y aislados en sus casas? (3) Datos extraídos de Oxfan International: www.mdzol.com