El análisis crítico que hizo el economista Pablo Rosselli sobre la existencia del INC generó polémica la semana pasada: Por eso, hoy planteamos una visión diferente del tema junto a Pablo Díaz, doctor en Ciencia Política y docente responsable del Observatorio de Política de Tierras de la Udelar.
La semana pasada, el economista Pablo Rosselli, de la firma Exante, analizó aquí En Perspectiva el impacto y los objetivos del Instituto Nacional de Colonización:
El Estado ya tiene invertidos entre US$ 1.100 y 1.200 millones en este recurso.
A junio de 2019 había unas 50.000 hectáreas sin arrendar (con un valor de esa tierra en torno de US$ 150 millones). En promedio, por cada colono que arrienda tierra del INC, el país tiene invertido unos US$ 330.000. La masa total de recursos que el Estado tiene invertidos en tierra es enorme, y el monto invertido por beneficiario también es lo es. Esos recursos tienen costos de oportunidad muy elevados. Se puede hacer mucho con tanto dinero: se pueden construir centros educativos, se puede invertir en centros penitenciarios (tema en el que Uruguay está completamente en falta), se pueden erradicar asentamientos… en Uruguay viven más de 200.000 personas en asentamientos… La verdad es que invertimos muy poco en resolver esos problemas. Pero tenemos mucho dinero invertido en tierra, persiguiendo objetivos muy dudosos, y probablemente, sin cumplirlos.
Quiero subrayar esto: no hay ninguna otra política pública en la que el Estado invierta la suma de US$ 300.000 por beneficiario.
La visión de Rosselli resultó muy movilizadora y polémica, y generó un montón de mensajes.
Por eso, esta mañana les propusimos una segunda mirada al tema.
¿Tiene sentido el Instituto Nacional de Colonización tal cual existe hoy?
Lo conversamos con el doctor en Ciencia Política Pablo Díaz, docente responsable del Observatorio de Política de Tierras de la Universidad de la República.
Foto: Pablo Díaz en estudios. Crédito: Agustín Dorce.